Guías de Gestión Integrada de Plagas (una crítica personal)

Si bien hay que estar de enhorabuena por que ya podemos disponer de este material, me quedan ciertas sensaciones malas, en primer lugar en cuanto al contenido, un documento con poca profundidad técnica, donde más que una herramienta de trabajo es un guión o esquema básico de orientación, no se centra ni en la identificación, ni en el conocimiento de las plagas e incluso las estrategias de control que se indica, son bagas, imprecisas y en algunos casos incompletas. Me da la sensación que el ministerio con esto ha querido cubrir el expediente y poco más.

Aunque los documentos los han elaborado los técnicos de los departamentos de sanidad vegetal de las comunidades autónomas (grandes profesionales, quede dicho de antemano), no se ha llamado a participar a técnicos externos de la administración, profesores de universidad y de otros organismos de investigación e incluso del sector privado, que pudieran aportar su alto grado de conocimiento de ciertas patologías y su experiencia sectorial. Aunque dado el poco nivel técnicos de los documentos, para hacer esto, tampoco hacía falta más.

Una gran duda que me ronda desde la entrada en vigor de este Real decreto, es como se van a garantizar el cumplimiento de las guías, cuanto, cuando y donde está el personal técnico que las comunidades autónomas van a asignar a esta tarea, cuales son los procedimientos de control y el sistema de validación, en definitiva, los mecanismos para hacer cumplir la ley y que la misma no sea un mero trámite administrativo impuesto por la regulación de Bruselas.

Como casi siempre, dejamos pasar una gran oportunidad de profesionalizar y tecnificar nuestro campo (con la falta que le hace) y nos llenamos la mesa de papeles inútiles. Un gran culpable ha sido el propio “Sector” agroalimentario, que con el miedo al incremento de costes ha reducido a la mínima expresión el papel del “Asesor” que existía en los primeros borradores y que tan bien está funcionando en otros países. El propio sector es el que se ha cargado la posible introducción de la receta obligatoria, para la compra y aplicación de fitosanitarios, que hubiera posibilitado un muchísimo mejor control de estas materias y una verdadera gestión integral de plagas.

Donde muchos veíamos posibilidad de mejora, profesionalización, racionalización de la actividad, control de gastos, protección del medio ambiente, mejora de la percepción del consumidor…. otros sólo han visto gasto… una pena, ese es nuestro “sector”.

Perdón por el cabreo, pero es de lo poco que nos queda, a los profesionales independientes se nos tiene en cuenta bien poco, es una pena, creo que podríamos aportar mucho al sector.