En la España vitícola que yo conozco, que son unas cuantas Denominaciones de Origen, los agricultores han ido cambiando los sistemas tradicionales de formación del viñedo, pasando del vaso a sistemas de conducción en espaldera, por lo general el más extendido es el sistema de cordón permanente con pulgares. Pero no siempre la adopción de estos nuevos (ya no tan nuevos) sistemas de formación, a traído asociada la adopción del concepto o el objetivo que estos sistemas de conducción pretenden.
El objetivo de los sistemas de cordón es el aprovechamiento máximo del espacio, la radiación solar y la distribución uniforme de la producción. Para ello debemos entender el viñedo como un línea continua de producción y no tanto como cepas individuales, cosa que si sucedía con los sistemas tradicionales de vaso, donde no se genera esa continuidad espacial y cada cepa es un sistema productivo individual.
Un error común en las podas en los sistemas de espaldera es que la decisión de la carga de poda se hace por planta, es decir, tantas yemas en tantos pulgares por planta y no se mira tanto la distribución de estos a lo largo de la línea, esto genera errores como los que se comentan en el vídeo, agrupando pulgares y perdiendo espacios productivos, lo que a la larga nos genera una pérdida de la calidad y de la capacidad productiva del viñedo, se agrupa la producción, se sobreponen, los frutos, se sombrean las hojas,…, y como consecuencia perdemos espacio de producción y calidad de la misma.
Otra consecuencia de un mal reparto de la cosecha será una baja porosidad y una acumulación de la producción en poco espacio, lo que generará problemas sanitarios. Para una producción sostenible, necesitamos un muy reparto productivo y una adecuada posición de los frutos, esto es el 75% de la sanidad de un viñedo.
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